Es importante que los más pequeños sean conscientes de las amenazas a las que se exponen y que los padres dediquen tiempo a supervisar el uso que le dan a la tecnología.
Internet no es cosa del futuro. Cada vez hay más usuarios que, día tras día, pasan buena parte del día con los ojos pegados a la pantalla; entre ellos, evidentemente, también se encuentran menores. En España, de acuerdo con el estudio ‘ Familias hiperconectadas: el nuevo panorama de aprendices y nativos digitales’, los niños en edad de realizar estudios de primaria pasan 711 horas y 45 minutos anuales navegando por la red; muy cerca de las 792 horas que dedican al estudio. El vuelco no llega hasta que aterrizan en secundaria, cuando el tiempo en Internet sobrepasa las 1.058 horas, mientras que el de trabajo escolar se queda en 1.054.
Teniendo en cuenta la tendencia al alza en el uso de tecnología entre los nativos digitales, es importante que comprendan que la red -casi un pozo sin fondo de información y oportunidades de ocio- esconde peligros. Tanto para la salud mental, como demuestra el reciente escándalo de Facebook, como para la seguridad. En ABC hemos hablado con expertos para que ofrezcan algunos consejos sobre las pautas que debe seguir el menor para evitar problemas.
Concienciación.
Juan José Nombela, director del Área de Ciencias de la Computación y Tecnología de la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR), recuerda que las amenazas en la red existen para todos. También para los más pequeños: «Los riesgos en estos momentos en la red para los más jóvenes son muchos. Con el paso de los años van evolucionando, especialmente ahora cuando todos estamos conectados a internet y más digitalizados».
Por ello, es importante que los padres comprendan primero, y después les expliquen, los riesgos generales y concretos a los que están expuestos. «En su caso no solo estamos hablando del riesgo de que caigan en un timo de ‘ phishing‘; también de cosas que pueden ser más graves, como el ‘ sexting‘ o el ‘ grooming‘ (acoso sexual de menores)», señala Nombela.
A la hora de hacer frente a estos problemas, el expertos recomienda que, en lugar de prohibir utilizar herramientas, lo que deben hacer los padres es «controlar y educar».
Instagram, un falso ideal.
Los recientes documentos de Facebook filtrados por la extrabajadora de la empresa Frances Haugen han dejado claro que la red social es completamente consciente de que sus plataformas, en concreto Instagram, pueden ser perjudiciales para los usuarios jóvenes. Especialmente para las adolescentes que se sienten mal con su cuerpo. Mark Zuckerberg, dueño de la red social, ha prometido (otra vez) que la empresa va a esforzarse para proporcionar experiencias que sean positivas para los más pequeños.
En opinión de Ofelia Tejerina, presidenta de la Asociación Internautas, «el mundo de la moda, el de la música y, en definitiva, el de los ‘influencers’» que pululan por la ‘app’ son los principales responsables de que, por ejemplo, el 32% de las adolescentes que se sienten mal con su cuerpo se sientan todavía peor cuando utilizan Instagram. La experta apunta que los «elementos que distorsionan la realidad» -el contenido sesgado que promete una vida ideal que, en el fondo, no existe- ha estado siempre ahí para los menores, pero el avance de la tecnología ha provocado que «ahora el efecto se ha multiplicado».
Para combatirlo en el caso de los jóvenes, Tejerina destaca que «hay que cuidar la autoestima de los jóvenes y la educación que reciben de su entorno. Da igual la administración pública, que la familia o el colegio». Además, llama la atención sobre la importancia de que las redes sociales tomen más medidas para atacar el contenido que puede ser peligroso para la salud mental de los menores.
Por su parte, Ferrán Lalueza, profesor de Comunicación en la Universidad Oberta de Cataluña y experto en redes sociales, señala que la solución no pasa por prohibir uso de la red social, ya que esta puede generar «un deseo más intenso en el joven y en la aparición de un sentimiento de exclusión social, que no es algo deseable». «Lo mejor es hablar con ellos para que entiendan los riesgos. En el caso de Instagram tienen que entender que lo que hay ahí no es real, que es lo que está dañando a muchas adolescentes», explica el experto.
Lalueza, además, destaca que quien no entienda esto «aunque tenga un estilo de vida maravilloso va a acabar deprimido, porque no hay estilo de vida que se pueda comparar con el de los ‘influencers’, que es algo que está muy cuidado para mostrar lo mejor y, además, con filtros de belleza. El relato de las redes sociales es ficción y, ante cualquier comparación, saldremos perdiendo».
Videojuegos y adicción.
Hace apenas unas semanas, el Hospital General y el Hospital Provincial de Castellón anunciaron el primer caso diagnosticado de adicción al conocido videojuego online ‘Fortnite’, uno de los títulos predilectos entre los menores de todo el mundo. El menor que los sufrió tiene entre 13 y 15 años y llegaba a pasar hasta 20 horas diarias machacando botones.
A pesar de este caso, el psicólogo Javier Álvarez señala que «los videojuegos por sí no son peligrosos para la salud mental», en su lugar, «lo que es peligroso es el exceso». Para evitar problemas de adicción, «es importante tener en cuenta la edad del menor para ver que límites establecer y qué control parental es necesario. El papel de los padres es fundamental ya que habrá que estar atentos al tiempo que dedica el menor a jugar, la socialización, el aislamiento y el rendimiento escolar».
En la misma línea se mueve la opinión de Jorge Flores, director de la plataforma por el buen uso de la tecnología PantallasAmigas. Según señala, lo ideal es que «los padres inciten a sus hijos a hacer un uso equilibrado y variado en los contenidos y en los tiempos, que los videojuegos, además, sean adecuados para su edad y que dejen un poso provechoso. Los controles parentales pueden ayudar, pero debe haber algún tipo de supervisión»..