Un lunar “común” es un tumor en la piel que se forma cuando las células pigmentadas (melanocitos) crecen agrupadas. La mayoría de los adultos presentan de 10 a 40 lunares comunes. “Son lesiones benignas”, explica María Eva Carlini (MP 4577), médica cirujana de Leben Salud. Los especialistas los llaman nevus o nevo.
Aunque la mayoría de los lunares comunes pueden estar presentes desde el nacimiento, usualmente aparecen más tarde en la niñez y la adolescencia. Los lunares siguen formándose en la mayoría de las personas hasta cerca de los 40 años de edad.
La profesional detalló qué aspectos se deben tener en cuenta para “controlarlos” o autoexaminarlos, y en qué casos se debe realizar una consulta con un dermatólogo.
¿Qué aspecto tiene un lunar común?
Usualmente, un lunar común tiene menos de 5 milímetros de ancho. Es redondo u ovalado, con una superficie lisa y un borde definido. En general presenta un color rosado, tostado o castaño uniforme.
Existen nevos ‘comunes’ y nevos displásicos. Estos últimos “siguen siendo lesiones benignas, pero tienen algunas características diferentes, pueden tener un borde irregular o tener más de un color y pueden tener más de 5 mm”, señala la profesional.
La mayoría de las personas tienen lunares pero la tendencia a desarrollar lunares atípicos es, a menudo, hereditaria.
Se deben realizar biopsias en los lunares y los lunares atípicos “en los que se ha producido un cambio significativo” para descartar posibles patologías.
Los lunares varían en tamaño, pueden ser puntos pequeños o llegar a medir más de 2,5 cm de diámetro y suelen ser menores de 5 mm. Las personas con más de 50 lunares tienen un riesgo algo mayor de desarrollar un melanoma.
En qué casos se debe estar atentos y consultar
Cuando se advierte “asimetría” en un lunar (una mitad no parece igual que la otra), tiene bordes irregulares, presenta cambios de color en el interior del lunar o colores inusuales y su diámetro es de más de 6 mm de ancho. La médica consultada también explicó que se debe tener en cuenta su evolución.
“Hay determinadas características de las lesiones pigmentadas en la piel que nos pueden hacer sospechar que sean malignas: una es la asimetría, los bordes irregulares y el color, que el lunar tenga muchos colores puede ser un signo que nos debería hacer sospechar. El diámetro, si es de más de 6 mm, y la evolución del lunar, que crece o se achica. Si la superficie se empieza a descamar, sangra, o exuda, o comienza a picar o cambia de color… se debe consultar a un dermatólogo”, detalla Carlini.
¿Cómo prevenir el cáncer de piel?
“La mayoría de los cánceres de piel. Están relacionados con la fotoexposición a los rayos ultravioletas. Lo más importante es disminuir la exposición a los rayos UV, tomando medidas para no exponernos cuando la radiación es alta, entre las 10 de la mañana y las 16”, destaca la médica.
En estos casos es aconsejable usar sombrero de ala ancha, proteger los ojos y las áreas alrededor de los ojos, usar ropa de trama cerrada, pantalones largos si es posible y protector solar. Siempre hay que estar alertas y cuidarnos”, sostiene.
¿Qué es el melanoma?
El melanoma es un tipo de cáncer de piel que empieza en los melanocitos. Es potencialmente peligroso porque puede invadir los tejidos cercanos y diseminarse a otras partes del cuerpo, como a los pulmones, al hígado, a los huesos o al cerebro. En cuanto más pronto se detecta y se extirpa el melanoma, mayor será la probabilidad de que el tratamiento sea exitoso.
¿Cada cuánto debo controlar mis lunares (o nevos)?
El control de lunares o nevos debe ser anual y tiene que realizarse con un dermatólogo.
Hay determinados casos en los que el control tiene que ser más frecuente: cuando hay algún antecedente personal o familiar de cáncer de piel, antecedente personal o familiar de cáncer en general.