La actriz uruguaya reveló el atípico método que implementa para educar al hijo que tuvo junto al músico Ricardo Mollo.

Natalia Oreiro reconoce que durante muchos años pensó que no iba a ser mamá, hasta que después de 11 años de pareja sintió la necesidad de tener un hijo junto a su marido, el músico Ricardo Mollo. Fue así que a sus 35 años, el 21 de enero de 2012, trajo al mundo a su primogénito, al que llamaron Merlín Atahualpa.

Hoy el niño ya tiene 11 años y eligió que lo llamaran por su segundo nombre, aunque todos se dirigen a él usando el diminutivo Ata. Según contó Natalia en una entrevista que le realizaron en la revista Gente, la maternidad no fue algo que haya buscado para completarse, pero sí siente que «soy una mejor persona a partir de mi hijo».

Sí hubo algo que generó en ella el ser mamá de Ata: la necesidad de cambiar su modo de vida. Hace ya varios años que la actriz y el líder de Divididos vendieron la enorme casona de Natalia en Palermo y se instalaron en las afueras de la ciudad de Buenos Aires. La idea era rodearse de verde para que Atahualpa pudiera crecer en un entorno natural.

Natalia Oreiro eligió limitar la tecnología en la vida de su hijo Merlín Atahualpa.

Natalia Oreiro eligió limitar la tecnología en la vida de su hijo Merlín Atahualpa.

En la entrevista de Gente, la actriz reveló un dato novedoso sobre la crianza de Atahualpa: el niño se mantiene alejado de las pantallas. «Nosotros no sabíamos, cómo la mayoría de los padres, pero la vida te va llevando a informarte. Todos los pibes tienen tablet, celular, están pegados a la tele, es la época. Y cuando empezás a investigar, te das cuenta de que lo mejor es tratar de que las eviten cuanto antes», explicó Oreiro.

De esta manera, ella siente que «así van a encontrarse con la posibilidad de disfrutar otras cosas. Lógico, ven la luz de la pantalla y se quedan pegados, activos, con las pupilas dilatadas. ¿Y qué hacen luego con tanta información, con semejante dosis de adrenalina que reciben? Bueno, cuando todo eso no está, aparecen otras cosas relacionadas a lo manual, con el espacio natural, con juegos y con lecturas».

Natalia define a su hijo como «un niño luminoso y simple, que a su simpleza la acompaña con hermosas reflexiones. Tiene paz, claridad. No como yo cuando era chica: siempre extravertida, movediza, mis padres no podían ir a ningún lado conmigo porque tiraba y rompía todo… Ata es un pequeño budita, de gran vida interior… Además, siento que, ante todo, es un chico feliz».

Hace ya muchos años que Nati y Ricardo Mollo crían a Ata en las afueras de Buenos Aires, rodeados de naturaleza.

Hace ya muchos años que Nati y Ricardo Mollo crían a Ata en las afueras de Buenos Aires, rodeados de naturaleza.