En el sector se habla de un alza del 11% para el canal minorista y del 22% para el mayorista.
En este caso, el fuerte atraso en las naftas que se observa desde diciembre por el Programa Precios Justos, hizo que las empresas presionen para adelantar la suba dos semanas y así tener mayor facturación.
Ahora, vencido el acuerdo de precios, las refinadoras pedían un alza del 20% para compensar la devaluación, sabiendo que los combustibles están en el menor nivel de los últimos 10 años y, en dólares, mantienen precios ridículos comparado al resto de la región y al promedio histórico de Argentina.
Con este alza del tipo de cambio, el litro de nafta promedia los 60 centavos de dólar y baja a 30 centavos si se cuenta el dólar blue. Es una cifra muy lejana al promedio de entre 1 dólar y 1,2 dólares por litro que suele tener Argentina en una relación muy similar a Brasil, que hoy se encuentra en ese rango.
Ya otros países vecinos sin hidrocarburos como Chile y Uruguay, tienen precios más cercanos a los 2 dólares el litro. Pero incluso Bolivia, que siempre tuvo la nafta más barata de la región, hoy cobra el litro por encima de la Argentina.
Las empresas sostienen que la suba autorizada no es suficiente para compensar este desbalance, pero consideran que es lo mínimo necesario para poder seguir operando.
Para tomar referencia, antes de esta devaluación, durante la presentación del balance de YPF, el CFO Alejandro Lew reconoció que la brecha con el precio internacional había saltado de un 13% a un 30%, cosa que tras las PASO se profundizó radicalmente.