La producción y logística de las arenas silíceas es el gran interrogante a resolver para lo que viene en Vaca Muerta.

Vaca Muerta es el corazón del sistema petrolero argentino. Su producción abastece las distintas partes del país y se prepara para conquistar el mundo. Sin embargo, ese órgano solo puede funcionar con un elemento transcendental que son las arenas silíceas.

La formación es una realidad que se construyó a base de trabajo, tecnología, ingenio y eficiencia. La curva de aprendizaje de Estados Unidos permitió que los pozos horizontales y las fracturas hidráulicas se convirtieran en el “abc” del shale sudamericano. Esta última tecnología es el maná para el desarrollo de los proyectos.

Tecnología a pedir del shale

Las etapas de fractura permiten conocer el ritmo de la actividad en Vaca Muerta. Para tener una idea del crecimiento de las operaciones, las compañías pasaron de realizar 2 punciones diarias, en el inicio de la aventura del no convencional, a mantener un estándar de 10 fracturas por día.

Esos números se lograron gracias al papel que juegan las arenas silíceas. Este elemento es vital para el engranaje del shale. Se estima que en cada etapa de fractura se inyectan entre 200 y 300 toneladas de arena. Es decir, en cada pozo se necesitan entre 10 mil y 15 mil toneladas.

El desafío de la industria se basa en el transporte de ese componente vital para el no convencional. La arena es transportada en camiones desde las plantas hasta los yacimientos y cada unidad puede movilizar hasta 30 toneladas. Cada set de fractura puede llegar a necesitar entre 50 y 100 camiones por día.

Los números son más grandes si se tiene en cuenta que Vaca Muerta mantiene un promedio de 1500 etapas de fractura por mes, lo que implica unos 4 millones de toneladas al año. “Cuando uno mira el plan de crecimiento para llegar a ese millón de barriles por día estamos hablando que en pocos años vamos a tener que triplicar o cuadruplicar la producción de arenas”, afirmó Damián Strier.

En el marco del webinar “Arena, Insumo estratégico para Vaca Muerta”, organizado por Megsa, el director de estrategia de NRG Argentina S.A. explicó que la compañía alcanzará la cifra de 1.300.000 toneladas de arena gracias a su flota de 160 camiones y la contratación de otros 250 camiones tercerizados.

Estas unidades permiten transportar entre 1000 y 2000 toneladas por día a cada pozo. “Hemos estado entregando 8000 toneladas diarias que realmente es un desafío logístico”, afirmó.

Arenas de cercanía

Para Strier, el foco estará puesto en cómo abastecer la demanda de los sets de fractura en el mediano plazo. Las proyecciones marcan que Vaca Muerta aumente su requerimiento de arenas silíceas en un 20%, por lo que espera que las compañías incrementen su capacidad y aparezcan nuevos jugadores en la escena.

“No veo un problema en cuanto a la cantidad de recurso disponible. La arena va a ir acompañando el crecimiento de la actividad”, consideró.

Neuquén esta realizando estudios para conocer la calidad de sus canteras. Ese será un paso fundamental para las operaciones en el no convencional. El director de estrategia de NRG describió las complicaciones que demanda transportar 30 toneladas desde Entre Ríos.

En este sentido, Strier advirtió que esos problemas logísticos pueden incrementarse si la demanda llega a escalar a 12 o 13 millones de toneladas. “Las arenas de Río Negro, y si aparecieran arenas de calidad en Neuquén, sería la solución sostenible para llegar a esos volúmenes”, aseveró.

Las arenas silíceas no solo son clave para que exista el fracking sino que, según explicó Strier, incide aproximadamente en un 15% del costo total del pozo. Es por eso que las canteras que estén más cerca de las operaciones serán importantes para lo que viene.

Calidad versus localización

“Las arenas de cercanía son bastante más baratas que las de Entre Ríos, pero son de menor calidad. Sin embargo, esa baja de calidad no se ve reflejada o al menos no claramente en la productividad de los pozos”, subrayó el directivo de NRG.

“De la misma manera que pasó en Estados Unidos donde arrancaron con arenas de Wisconsin, que son espectaculares e incluso mejores que las de Entre Ríos y terminaron bombeando arenas de cercanía en Permian porque económicamente era conveniente y, además, no vieron efectos en la productividad de los pozos”, ponderó.

“Aunque no sea tan conductiva la arena de cercanía, la ganancia sigue siendo infinita frente a la formación. Si uno se pone a analizar ve que las arenas de cercanía cumplen las normas, pero el punto flaco sería el crashing. Es decir, la presión de confinamiento la cual se rompe el producto. Si bien las arenas de Entre Ríos son muy superiores, la realidad es que la formación nunca llega a presiones suficientemente altas como para romper en una proporción importante las arenas”, especificó.

La tendencia marca que las arenas de cercanía son el próximo paso para Vaca Muerta. Las empresas saben que deben afinar la sintonía para que el shale argentino pueda pisar fuerte el acelerador. Las condiciones están dadas, solo falta aceitar un poco más la máquina para que el velocímetro suba con mayor intensidad.