El multifacético y extrovertido líder de Centro Español analizó la consagración con su particular estilo y repasó las razones del título.
Pacífico no lo tuvo en sus planes, pero el deporte le dio una nueva chance en el club de Plottier. De todas formas, ante la consulta periodística Charly no lo entiende como una revancha: «Las cosas como son, me sentía retirado. Tuve la oportunidad de volver a un club en el que hace mucho tiempo pasé varios momentos y me hicieron lo que soy hoy. Así que soy muy agradecido por éste y por todos los clubes por los que pasé. Hoy, más que revancha, es merecimiento la trabajo y a tener el mejor cuerpo técnico de Neuquén».
«No quiere decir que los años anteriores no lo hayamos hecho, pero a veces por cuestiones deportivas nos pasaba que no llegábamos bien a esta instancia. Y esta vez pasó todo lo contrario, fuimos de atrás, aprendimos a laburar sobre las derrotas de la primera fase, sabiendo que si los enfrentábamos a Independiente o a Pacífico, lo podíamos ganar con mucha unión, mucha humildad y trabajo», agrega el jugador más experimentado del Torito.
Justamente, en cuanto a los años recorridos en el básquet, junto a su amigo David «Cusita» Oviedo son los referentes que tiene el plantel. No les tocó protagonizar en el partido decisivo, pero sí fuera de casa. «Por ahí a nosotros nos tocó de visitante, donde nosotros ya estábamos acostumbrados a esos escenarios. Esta vez nos tocó acompañar las decisiones, sean buenas o malas. Pero lo más importantes que cada vez que te ponés la camiseta de Español no venís a ser una estrella, venís a ser parte de una gran estructura y lo demostramos todo el torneo», opina Carlos.
De esa estructura es parte Mario, su hermano mayor. «El Señor de los Ascensos» observa con alegría desde un costado como Charly y sus compañeros celebran el título de primera división. La leyenda de los Sepúlveda continúa, con estilos diferentes pero el mismo amor por el básquet y en un club que marca el ritmo del deporte de la naranja en la región hace varios años.