(*) Esto se vio puntualmente en los niños, que al retornar a la presencialidad escolar manifestaron un marcado deterioro de la visión. Además, por miedo al contagio, las consultas programadas de control y rutina se suspendieron generando el agravamiento de diversos cuadros.
Así llegamos a la conclusión de que tanto el ambiente y sus condiciones, como los hábitos y el estilo de vida, afectan diversos aspectos de nuestra salud. ¿De qué manera, conociendo y modificando algunos o todos ellos, podemos cuidar y mejorar nuestra visión?
Luego, en el siglo XX se masificaría la electricidad, posibilitando nuevos estilos de vida en interiores con luz artificial basada en electricidad. Todos estos cambios transformaron los trabajos y la educación, pero también las múltiples dimensiones de la salud individual y colectiva.
El cambio cultural y urbanístico
La sobrepoblación de las ciudades hizo que se multiplicaran las epidemias de gripe y tuberculosis, asociadas con vivir en lugares hacinados, oscuros y poco ventilados. Además, estas nuevas condiciones ambientales también tendrían consecuencias en la salud visual.
Y esto trajo aparejada la necesidad de contar con nuevas herramientas, dando paso así al desarrollo de la industria del vidrio y los cristales para la presbicia. Surgió por entonces la oftalmología en Inglaterra y Europa central.
Hasta el gran cambio que derivó de la escolarización y la alfabetización -y la salida de los espacios rurales- la miopía que se presentaba sólo en el 3-5% de la población y no representaba un problema serio de salud pública.
Sin embargo, para 1880 alcanzó al 30-40% de los niños de las escuelas del centro de Europa, cuna de la Revolución Industrial, representando entonces sí una epidemia.
Si bien estas cuestiones parecen hoy muy lejanas, son la base y el fundamento de los desarrollos, hábitos y formas que guían nuestra vida. Y es partiendo de ellas que podemos mejorar y ampliar nuestras posibilidades.
¿Cómo pensar el futuro?
Evidentemente, las diferencias que existen en el acceso a la educación, el trabajo, un ambiente adecuado y los diferentes modos de vida y de desarrollo económico e industrial tienen implicancias en la salud visual.
Por ejemplo, China y las demás potencias industriales asiáticas, al tener una altísima prevalencia de miopía cercana al 85% de la población joven, probablemente en 20-30 años lleguen a un 5-10% de la población adulta con graves problemas de visión.
Esto puede desembocar en las próximas décadas en una gran cantidad de población con graves problemas de visión y discapacidad por maculopatía miópica, lo que implica un grave problema de salud pública.
Otra cosa de la que se está seguro, es que la miopía es consecuencia de los cambios económicos, socio-culturales, educativos y ambientales y no de las causas genéticas.
Tal es así que hoy sólo el 2-3% de la miopía que se presenta en los niños tiene carga hereditaria por influencia de genes específicos y es la que va a llevar a miopías de alta graduación.
Para finalizar, en el ámbito del sistema educativo, aún con una fuerte impronta ligada a la colonización y la expansión global del ideario de la Modernidad occidental, hay experiencias transformadoras a través de re explorar los vínculos con la educación popular y comunitaria.
En este contexto, sería interesante ampliar la educación escolar hacia otras dinámicas de enseñanza y aprendizaje que eduquen desde valores diversos, pluri e interculturales que eviten estar leyendo demasiadas horas de la infancia en ambientes sin luz solar. Esto ampliaria la educación escolar hacia otra relación con el ambiente, con mayor actividad en espacios abiertos e iluminación natural y conectaría con múltiples dimensiones humanas que la modernidad tiene reducidas únicamente a la razón y la erudición.