El gobernador Omar Gutiérrez y la presidenta de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA), Adriana Serquis, sellaron un acuerdo que reafirma el compromiso de puesta en marcha de la Planta Industrial de Agua Pesada (PIAP) y definieron un plan para su reactivación. La planta produce un insumo clave para las centrales nucleares argentinas, que también se utiliza a nivel global en las industrias de electrónica y de insumos médicos.
El presupuesto 2023 del Poder Ejecutivo de Neuquén incluye una partida de 1000 millones de pesos destinada a este plan en la PIAP, lo que muestra, en palabras del gobernador, la «decisión política del gobierno provincial de avanzar en la puesta en marcha del complejo industrial de Arroyito, uno de los más importantes del país».
La instalación es propiedad de CNEA y está operada por la Empresa Neuquina de Servicios de Ingeniería (ENSI), una sociedad conformada entre la CNEA y la provincia del Neuquén, que tiene la mayoría accionaria. Fue inaugurada en 1993 y su capacidad de producción es de 200 toneladas de agua pesada por año, lo que en su momento la convirtió en la más grandes del mundo.
El agua pesada es uno de los insumos principales en las centrales nucleares que utilizan como combustible el uranio natural. En la actualidad el principal objetivo para la puesta en marcha de la PIAP es la producción de las 485 tn que se necesitan para garantizar la provisión de las tres centrales en operación –Atucha I, Atucha II y Embalse– hasta el fin de su vida útil.
Transcurridos los casi siete años que demandará el primer objetivo se estima que Nucleoeléctrica Argentina SA tendrá la posibilidad de contar con el agua pesada que se necesite si comienza con la construcción de la segunda central tipo CANDU prevista en su plan estratégico, lo que disparará la producción de 500 toneladas más. Por otra parte, en la actualidad se trabaja en un plan de negocios orientado a la provisión de clientes extranjeros que, tal como se ha dicho con anterioridad, utilizan el agua pesada como insumo para electrónica y usos médicos.
La importancia de la reactivación de esta planta radica en preservar la gran inversión que realizó el Estado nacional en 1993, al mismo tiempo que se mantienen fuentes de trabajo y crean nuevas, se garantiza la provisión de las centrales nucleares y se generan divisas como producto de la exportación.